Hace 298 millones de años, en el inicio de un periodo geológico conocido como Pérmico, anterior incluso a la era de los dinosaurios, la faz de la Tierra era muy distinta a la que hoy conocemos. Nuestro planeta aún estaba en una glaciación y las vastas zonas continentales creaban climas con variaciones extremas de calor y frío. Las tierras emergidas todavía se estaban acercando para formar el supercontinente Pangea. Las actuales Europa y América se encontraban unidas y China estaba dividida en dos microcontinentes aparte.
Pues bien, de aquél remotisimo pasado de nuestro mundo se ha conseguido rescatar una especie de “cápsula del tiempo” con un maravilloso tesoro en su interior. Un grupo de investigadores chinos y estadounidenses han desenterrado un primitivo bosque pantanoso del Pérmico en una mina de carbón del interior de Mongolia. El bosque fosilizado, de mil metros cuadrados de extensión, fue preservado en ceniza cuando un volcán entró en erupción en lo que hoy es el norte de China. Gracias a su extraordinario estado de conservación, el equipo de científicos ha conseguido reconstruir cómo era ese bosque en realidad, para ofrecernos una asombrosa instantánea de un mundo perdido congelado en el tiempo
Aunque los primeros árboles modernos aparecieron en el Pérmico, aquel bosque tropical estaba formado por una extraña mezcla de plantas ya extinguidas. Las coníferas actuales y las plantas con flor no existían todavía, pero había árboles que se elevaban 80 metros sobre el suelo. Se han identificado hasta seis grupos de plantas fósiles. Hay helechos arborescentes, una conífera primigenia con hojas, troncos y piñas intactas. También un tipo de plantas relacionadas con los actuales musgos, productora de esporas y cuyas copas más altas podía estar a 25 metros de altura. Hay asimismo ejemplares casi completos de un grupo de árboles llamados Noeggerathiales. Estos árboles extintos, parientes de los helechos, habían sido identificados en América del Norte y Europa, pero parecen ser mucho más comunes en Asia.
Por cierto, no había hierba en ese bosque. Sus verdes tallos surgieron mucho más tarde en el tiempo, coincidiendo con la aparición de los primeros rumiantes. Cuesta imaginar una Tierra sin hierba y poblada por aquellas extrañas plantas.
Fotos: PNAS/Ren Yugao
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