fig. 1
fig. 2
fig. 2
fig. 3
El satélite Terra de la Nasa captó hace unas semanas esta fotografía en color natural (fig. 1) de la costa de Sudáfrica, que aparece cubierta de nubes. En la parte inferior de la imagen se puede apreciar una estructura que recuerda a un ciclón, esas inquietantes tormentas giratorias que se crean y se alimentan sobre el mar. Pero esta espiral (fig. 2), de 150 kilómetros de ancho, nada tiene que ver con esas manifestaciones extremas del mal tiempo, que siembran la muerte y la devastación a su paso. En realidad se trata de un fenómeno totalmente inofensivo. Es más, los remolinos se consideran “oasis oceánicos” debido a su alto nivel de productividad, es decir, su gran capacidad para acoger seres vivos en lugares del océano que de otra manera serían estériles.
Se sabe que esta clase de remolinos crean turbulencias en las aguas frías y profundas, que son las que contienen la mayor parte de los nutrientes oceánicos. Las turbulencias acaban por trasladar los nutrientes a aguas superficiales, que son fertilizadas copiosamente. Así se desencadenan “explosiones” de vida en forma de plantas microscópicas marinas, que reciben el nombre de fitoplancton, cuyo característico color azul es debido a la abundancia de clorofila, ya que elaboran su alimento por fotosíntesis
Estos organismos microscópicos son el pilar de la cadena alimentaria marina y juegan un papel crucial en la eliminación de dióxido de carbono de la atmósfera y la producción de oxígeno en los océanos. La realidad es que el clima a escala `planetaria depende por completo de esas “explosiones” de vida que traen consigo los remolinos.
En esta imagen (fig. 3), obtenida por el satélite Envisat, de la Agencia Europea del Espacio(ESA), aparecen otros remolinos de fitoplancton, esta vez en el Atlántico sur, a unos 600 kilómetros de las islas Malvinas.En la fotografía espacial se puede observar diferentes tipos de fitoplancton, identificables por su color (verde y azul).
Fotos: Nasa/Esa
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