fig. 1
fig 2
fig. 3
fig. 4
fig. 5
La inmensidad del fondo oceánico es absolutamente prodigiosa. El ser humano ha explorado apenas el 1 por ciento de las grandes profundidades submarinas. El mundo de los manantiales hidrotermales es, sin duda, el descubrimiento más sorprendente de todo lo que se está encontrando en los dominios abisales. Las chimeneas volcánicas que arrojan fluidos hirvientes, así como la profusión de vida que mantienen a su alrededor, con comunidades de extraños organismos, de tamaño espectacular y formas asombrosas, ha trastocado la visión que se tenía de los fondos oceánicos.
Las fumarolas más profundas encontradas hasta el momento (figs. 3 y 4) han sido descubiertas en la fosa de las Caimán (fig. 1), en el mar Caribe, por un equipo de investigadores del Centro Nacional de Oceanografía en Southampton (Reino Unido). Se hallan a 4.960 metros de profundidad. Los investigadores utilizaron el sonar submarino Autosub 6000 (fig. 2) y el vehículo robotizado Hybis, gracias a los cuales se pudo encontrar y explorar las fumarolas a 4.960 metros de profundidad.
Las fumarolas, llamadas Beebe Vent Field, en honor al explorador estadounidense Charles William Beebe, el primero que se aventuró en las profundidades del océano, expulsan fluidos hirvientes, inusualmente ricos en cobre, que superar los 450 grados centígrados. Los fluidos salen disparados a una distancia de un kilómetro hacia la superficie.
Ahí, en ese ambiente extremo, han sido observados ejemplares de una nueva especie de camarón pálido (fig. 5), que han desarrollado un órgano sensible a la luz en su parte posterior y se congregan en hordas de hasta 2,000 de ellos por metro cuadrado alrededor de las fumarolas. A falta de ojos, los camarones usan el órgano para navegar a través del débil resplandor de las aguas profundas En otros sitios de las fumarolas se vieron anémonas de tentáculos blancos sobre las grietas por donde se filtra el agua caliente del fondo del mar.
La inmensidad del fondo oceánico es absolutamente prodigiosa. El ser humano ha explorado apenas el 1 por ciento de las grandes profundidades submarinas. El mundo de los manantiales hidrotermales es, sin duda, el descubrimiento más sorprendente de todo lo que se está encontrando en los dominios abisales. Las chimeneas volcánicas que arrojan fluidos hirvientes, así como la profusión de vida que mantienen a su alrededor, con comunidades de extraños organismos, de tamaño espectacular y formas asombrosas, ha trastocado la visión que se tenía de los fondos oceánicos.
Las fumarolas más profundas encontradas hasta el momento (figs. 3 y 4) han sido descubiertas en la fosa de las Caimán (fig. 1), en el mar Caribe, por un equipo de investigadores del Centro Nacional de Oceanografía en Southampton (Reino Unido). Se hallan a 4.960 metros de profundidad. Los investigadores utilizaron el sonar submarino Autosub 6000 (fig. 2) y el vehículo robotizado Hybis, gracias a los cuales se pudo encontrar y explorar las fumarolas a 4.960 metros de profundidad.
Las fumarolas, llamadas Beebe Vent Field, en honor al explorador estadounidense Charles William Beebe, el primero que se aventuró en las profundidades del océano, expulsan fluidos hirvientes, inusualmente ricos en cobre, que superar los 450 grados centígrados. Los fluidos salen disparados a una distancia de un kilómetro hacia la superficie.
Ahí, en ese ambiente extremo, han sido observados ejemplares de una nueva especie de camarón pálido (fig. 5), que han desarrollado un órgano sensible a la luz en su parte posterior y se congregan en hordas de hasta 2,000 de ellos por metro cuadrado alrededor de las fumarolas. A falta de ojos, los camarones usan el órgano para navegar a través del débil resplandor de las aguas profundas En otros sitios de las fumarolas se vieron anémonas de tentáculos blancos sobre las grietas por donde se filtra el agua caliente del fondo del mar.
Fotos: National Oceanography Centre, Southampton
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