domingo, 12 de febrero de 2012

En el mundo perdido de los tepuis

fig. 1

fig. 2

fig. 3
Todavía existen rincones en nuestro planeta que no son objeto de deseo por parte de las agencias turísticas. Son destino exclusivamente de expediciones científicas, de exploración de osados aventureros, como la gran sabana venezolana, que ofrece parajes naturales únicos en el mundo. En ella se ubica, en el borde norte de la cuenca del río Amazonas y el río Orinoco, la región de los tepuyes o tepuis(fig. 1), como han bautizado los nativos estas singulares montañas especialmente aisladas y abruptas que parecen cortadas a pico. Su nombre significa en la lengua local montaña o morada de los dioses. Se alzan sobre la jungla hasta internarse en las nubes tropicales que cubren el cielo. En sus aún enigmáticas cimas, inusualmente planas, se ha desarrollado un ambiente que cobija formas evolutivas únicas tanto animales como vegetales,

Quien alcanza la cima del tepui Roraima, con 2.810 metros de altitud y sus espectaculares acantilados de 400 metros de caída por todos sus lados, tiene la sensación de encontrarse en un mundo jurásico donde en cualquier momento puede aparecer un reptil volador gigante en el cielo o cualquier otra bestia del santuario prehistórico que describió sir Arthur Conan Doyle en su obra "El mundo perdido".


En sus misteriosas planicies, la bióloga venezolana Patricia Salerno (fig. 2), de la Universidad de Texas, estudia, entre otros animales, unas extrañas ranas únicas de estos parajes(fig. 3). Junto con otros científicos de la Fundación La Salle de Ciencias Naturales, una institución fundada por los Hermanos de las Escuelas Cristinas en Caracas, Venezuela, investigan en concreto las especies presentes en las cumbres de Chimantá y el Auyantepui , desde cuya cima se precipita la cascada más alta del mundo, el famoso Salto Ángel, con una altura de 979 metros “Hay infinidad de especies exclusivas del lugar, tanto de anfibios como de plantas e insectos”, señala la bióloga. Lo cierto es que cada uno de los tepuis constituye un universo peculiar. De momento, Salerno ha recolectado ejemplares de especies de anfibios poco documentadas y ha inventariado una nueva especie de rana. Con toda la información obtenida, los investigadores intentarán averiguar qué papel juegan realmente los tepuis en la adaptación de los seres vivos.

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