fig. 1
fig. 2
fig. 3
Aunque muchas veces con su cara y su cruz, la tecnología es capaz de crear cosas que te dejan con la boca abierta. Ahora se ha inventado una bala “autodirigida” con aletas que, como si de un misil se tratara, es capaz de corregir sobre la marcha su trayectoria supersónica. Vamos, una bala que no falla nunca, el sueño de cualquier militar.
Esta bala “inteligente” (fig. 1), creada por los ingenieros de los laboratorios estadounidenses Sandia, en Nuevo México, identifica un objetivo designado con un láser gracias a un sensor óptico, y puede cambiar su rumbo sobre la marcha, hasta 30 veces por segundo, para garantizar que impacta en el blanco aunque éste cambie de posición. La munición mide 11 centímetros de largo y cuenta con un sensor óptico en su extremo (fig 2) que contrasta la información con la de la posición de un objetivo fijado previamente. A través de unas diminutas aletas que lleva incorporadas es capaz de corregir sobre la marcha la trayectoria inicial con la que fue disparada.
Aunque muchas veces con su cara y su cruz, la tecnología es capaz de crear cosas que te dejan con la boca abierta. Ahora se ha inventado una bala “autodirigida” con aletas que, como si de un misil se tratara, es capaz de corregir sobre la marcha su trayectoria supersónica. Vamos, una bala que no falla nunca, el sueño de cualquier militar.
Esta bala “inteligente” (fig. 1), creada por los ingenieros de los laboratorios estadounidenses Sandia, en Nuevo México, identifica un objetivo designado con un láser gracias a un sensor óptico, y puede cambiar su rumbo sobre la marcha, hasta 30 veces por segundo, para garantizar que impacta en el blanco aunque éste cambie de posición. La munición mide 11 centímetros de largo y cuenta con un sensor óptico en su extremo (fig 2) que contrasta la información con la de la posición de un objetivo fijado previamente. A través de unas diminutas aletas que lleva incorporadas es capaz de corregir sobre la marcha la trayectoria inicial con la que fue disparada.
Los ensayos realizados tanto en el laboratorio como al aire libre han sido todo un éxito. Para demostrarlo, los ingenieros instalaron un pequeño emisor de luz en el ingenio para mostrar cómo la bala modifica su trayectoria (fig. 3) al ser disparada en condiciones de escasa visibilidad. De momento, el proyectil es capaz de acertar siempre a una distancia de dos kilómetros, aunque se pretende mejorar su precisión para garantizar que sea eficaz incluso a distancias aún mayores.
Fotos: Randy Montoya
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