jueves, 23 de febrero de 2012

Un mandril inventa una forma de "hablar con las manos"

fig. 1

fig. 2
fig. 3
Aunque el ser humano lleva más de un millón de años utilizando los gestos como una forma de comunicación no verbal, ésta no se ha empezado a estudiar nada más que hace sólo unas décadas. Normalmente el componente verbal se utiliza para comunicar información y el no verbal para comunicar estados y actitudes personales

El envío y recepción de mensajes sin palabras juega un papel clave en el día a día de toda persona. Según el psicólogo Albert Mehrabian, de la Universidad de California en Los Ángeles (Estados Unidos), en una conversación entre dos individuos el componente verbal representa un 35 por ciento, mientras que más del 65 por ciento es comunicación no verbal.

Los animales también muestran ciertos tipos de comunicación no verbal de cuyo estudio se encargan los etólogos, los científicos que analizan la conducta innata o aprendida de las diferentes especies animales. A este respecto, Mark E. Laidre, de la Universidad de Princeton, Estados Unidos, acaba de anunciar un hallazgo ciertamente sorprendente que pasamos a comentar.


Un grupo de 25 mandriles del zoo de Colchester, en Inglaterra, ha cogido la costumbre de llevarse la mano al rostro (fig. 1)no como una muestra de exasperación, como hacemos los humanos, ni para protegerse de la luz ni para que nos les tomen fotografías, sino para que no les molesten y les dejen en paz. Lo más curioso es que los mandriles no han copiado este gesto de ningún ser humano, ni tampoco se ha visto en ninguna otra especie de mono. Los expertos que han realizado el descubrimiento dicen estar sorprendidos, pues, al parecer, se trata de una forma de lenguaje exclusiva de esa comunidad de mandriles.


Además, se ha observado que los dedos de la mano del mandril, en esa actitud, se encuentran ligeramente separados y así el animal puede ver y vigilar su entorno. El gesto tiene una duración de entre seis segundos y treinta minutos, y los simios lo ejecutan bien estando solos o en compañía, y también cuando permanecen sentados o tumbados (fig. 3). Se cree que los mandriles de Colchester aprendieron el gesto de una hembra del grupo llamada Milly, a la que vemos en esta imagen (fig. 2) junto a su cría. El clan al completo decidió asimilar esta forma de lenguaje, que ya forma parte de su “cultura” social.


Fotos: Mark E. Laidre

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