Los antepasados de los aborígenes australianos fueron los primeros humanos en abandonar África, hace entre 62.000 y 75.000 años
fig 1
fig 2
fig 3
fig 4
fig 5
Hace unas semanas, en este mismo blog, comentábamos las andanzas de los primeros seres humanos que pisaron el continente americano. Ahora se ha dado a conocer un hallazgo que nos invita a escribir sobre otro extraordinario éxodo humano: la colonización de Australia. Los primeros pobladores humanos que llegaron a ese continente ¿de dónde procedían? ¿Cuándo ocurrió este hecho?
Los primeros humanos no fueron europeos ni asiáticos, sino africanos, debido a que la evidencia fósil hallada en África presentan una antigüedad incomparablemente mayor. Por ello, en algún momento del pasado se tuvo que producir el poblamiento inicial de Eurasia a partir de gentes llegadas del continente africano.
¿Cuándo y dónde se produjo el origen de la Humanidad actual? Existe en el registro fósil evidencias de un origen múltiple y muy antiguo de los humanos modernos. Cada una de las poblaciones humanas que se establecieron en Eurasia desde la primera migración africana, hace más de 1 millón de años, evolucionaron en cada región geográfica para dar lugar a poblaciones humanas, las diferentes razas, que en la actualidad pueblan la Tierra.
Para un buen número de paleoantropólogos, los humanos modernos se originaron en África hace entre 300.000 y 100.000 años. A partir de esta cuna africana, nuestra especie se expandió por el resto del mundo y reemplazó a distintas especies humanas (homo Erectus y neandertales) que habían surgido como resultado de evoluciones a escala local en Eurasia. Parece ser que la salida de África no fue en una única “oleada” sino que se produjeron varias en distintas épocas.
Además de los fósiles, los paleoantropólogos cuentan con una herramienta que está proporcionando información muy valiosa y sorprendente sobre el origen de nuestra propia especie. Nuestro material genético contiene, curiosamente, las claves de su propia historia evolutiva. Los genetistas las han encontrado en el ADN, cuya estructura química contiene la información necesaria para asegurar la continuidad de una especie. El llamado ADN mitocondrial, el material genético que se hereda sólo por vía materna, y el cromosoma Y, uno de los cromosomas sexuales que sólo se presenta en los individuos machos, esconden la clave de esa información.
Ahora nos hemos enterado de que los aborígenes australianos descienden directamente de la primera oleada migratoria humana hacia el este de Asia, hace entre 62.000 y 75.000 años (fig. 4), que se produjo mucho antes de los movimientos de población que dieron origen a los actuales europeos y asiáticos. Los resultados de las nuevas investigaciones señalan que mientras los ancestros de los europeos y los asiáticos se encontraban asentados en diferentes lugares del África subsahariana o del Oriente Medio, a la espera de iniciar su propia aventura de exploración del mundo, los antepasados de los aborígenes australianos lograron atravesar enormes extensiones de territorio a través de Asia para, finalmente, cruzar el océano y llegar a Australia hace unos 50.000 años (fig. 5). Fue una aventura increíble que debió haber exigido excepcionales habilidades de supervivencia y arrojo a los protagonistas de semejante epopeya.
El genoma de un aborigen australiano, descifrado por primera vez, ha sido la clave para obtener toda esa información. En la investigación ha participado un nutrido equipo internacional de científicos, dirigido por Eske Willerslev, de la Universidad de Copenhague. El material genético fue obtenido a partir de un mechón de pelo (figs. 2 y 3), que procede de la región de Goldfields, en Australia occidental, donado por un aborigen australiano (fig. 1) a un antropólogo británico en 1923. Señalar que, según los resultados de este estudio, el genoma aborigen no tiene aporte genético de los australianos modernos que descienden de europeos. El equipo comparó, además, la secuencia del genoma aborigen con otras 79 procedentes de individuos de Asia, Europa y África.
La fig. 4 es una reconstrucción esquemática de las primeras migraciones de los humanos modernos. En algún lugar de África o del Oriente Medio se produjo la divergencia de los antepasados de los aborígenes australianos (ABR) en relación con los ancestros de los europeos (CEU) y los chinos de la etnia Han (HAN). La flecha de color muestra la primera “oleada” migratoria, protagonizada por los antepasados de los aborígenes australianos, hace entre 62.000 y 75.000 años. En el curso de la misma se produjo un intercambio genético con los “denisovanos”, una nueva especie de homínido, identificado a través de análisis genéticos, que compartieron un origen común con los neandertales antiguos, pero que posteriormente tuvieron una historia y evolución diferentes. Aquellas gentes, que son de hecho los antepasados directos de los aborígenes australianos, llegaron a Australia hace unos 50.000 años (ABR).
Hace unas semanas, en este mismo blog, comentábamos las andanzas de los primeros seres humanos que pisaron el continente americano. Ahora se ha dado a conocer un hallazgo que nos invita a escribir sobre otro extraordinario éxodo humano: la colonización de Australia. Los primeros pobladores humanos que llegaron a ese continente ¿de dónde procedían? ¿Cuándo ocurrió este hecho?
Los primeros humanos no fueron europeos ni asiáticos, sino africanos, debido a que la evidencia fósil hallada en África presentan una antigüedad incomparablemente mayor. Por ello, en algún momento del pasado se tuvo que producir el poblamiento inicial de Eurasia a partir de gentes llegadas del continente africano.
¿Cuándo y dónde se produjo el origen de la Humanidad actual? Existe en el registro fósil evidencias de un origen múltiple y muy antiguo de los humanos modernos. Cada una de las poblaciones humanas que se establecieron en Eurasia desde la primera migración africana, hace más de 1 millón de años, evolucionaron en cada región geográfica para dar lugar a poblaciones humanas, las diferentes razas, que en la actualidad pueblan la Tierra.
Para un buen número de paleoantropólogos, los humanos modernos se originaron en África hace entre 300.000 y 100.000 años. A partir de esta cuna africana, nuestra especie se expandió por el resto del mundo y reemplazó a distintas especies humanas (homo Erectus y neandertales) que habían surgido como resultado de evoluciones a escala local en Eurasia. Parece ser que la salida de África no fue en una única “oleada” sino que se produjeron varias en distintas épocas.
Además de los fósiles, los paleoantropólogos cuentan con una herramienta que está proporcionando información muy valiosa y sorprendente sobre el origen de nuestra propia especie. Nuestro material genético contiene, curiosamente, las claves de su propia historia evolutiva. Los genetistas las han encontrado en el ADN, cuya estructura química contiene la información necesaria para asegurar la continuidad de una especie. El llamado ADN mitocondrial, el material genético que se hereda sólo por vía materna, y el cromosoma Y, uno de los cromosomas sexuales que sólo se presenta en los individuos machos, esconden la clave de esa información.
Ahora nos hemos enterado de que los aborígenes australianos descienden directamente de la primera oleada migratoria humana hacia el este de Asia, hace entre 62.000 y 75.000 años (fig. 4), que se produjo mucho antes de los movimientos de población que dieron origen a los actuales europeos y asiáticos. Los resultados de las nuevas investigaciones señalan que mientras los ancestros de los europeos y los asiáticos se encontraban asentados en diferentes lugares del África subsahariana o del Oriente Medio, a la espera de iniciar su propia aventura de exploración del mundo, los antepasados de los aborígenes australianos lograron atravesar enormes extensiones de territorio a través de Asia para, finalmente, cruzar el océano y llegar a Australia hace unos 50.000 años (fig. 5). Fue una aventura increíble que debió haber exigido excepcionales habilidades de supervivencia y arrojo a los protagonistas de semejante epopeya.
El genoma de un aborigen australiano, descifrado por primera vez, ha sido la clave para obtener toda esa información. En la investigación ha participado un nutrido equipo internacional de científicos, dirigido por Eske Willerslev, de la Universidad de Copenhague. El material genético fue obtenido a partir de un mechón de pelo (figs. 2 y 3), que procede de la región de Goldfields, en Australia occidental, donado por un aborigen australiano (fig. 1) a un antropólogo británico en 1923. Señalar que, según los resultados de este estudio, el genoma aborigen no tiene aporte genético de los australianos modernos que descienden de europeos. El equipo comparó, además, la secuencia del genoma aborigen con otras 79 procedentes de individuos de Asia, Europa y África.
La fig. 4 es una reconstrucción esquemática de las primeras migraciones de los humanos modernos. En algún lugar de África o del Oriente Medio se produjo la divergencia de los antepasados de los aborígenes australianos (ABR) en relación con los ancestros de los europeos (CEU) y los chinos de la etnia Han (HAN). La flecha de color muestra la primera “oleada” migratoria, protagonizada por los antepasados de los aborígenes australianos, hace entre 62.000 y 75.000 años. En el curso de la misma se produjo un intercambio genético con los “denisovanos”, una nueva especie de homínido, identificado a través de análisis genéticos, que compartieron un origen común con los neandertales antiguos, pero que posteriormente tuvieron una historia y evolución diferentes. Aquellas gentes, que son de hecho los antepasados directos de los aborígenes australianos, llegaron a Australia hace unos 50.000 años (ABR).
Otros flujos migratorios (flecha en negro), hacia Europa y el este de Asia, tuvieron lugar posteriormente, hace entre 25.000 y 38.000 años. Esa segunda “oleada” se mezcló con gentes de la primera (flecha de color), antes de la división entre los asiáticos y los ancestros de los primeros colonizadores americanos, hace entre 15.000 y 30.000 años.
Fotos: University of Copenhagen/AAAS/Graham Ezzy
Fotos: University of Copenhagen/AAAS/Graham Ezzy
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