Hay experimentos fascinantes que pueden ser el germen de algo muy prometedor. El que vamos a comentar a continuación es uno de ellos. Un grupo de investigadores de la Universidad de Pittsburgh, en Estados Unidos, ha utilizado una caja de Petri, uno de esos recipientes de laboratorio utilizados para el cultivo de microorganismos, y un requerimiento nutricional, una “cama” de proteínas, para mantener con vida un puñado de neuronas embrionarias procedentes del hipocampo de una rata. El hipocampo, una de las principales estructuras del cerebro, juega un papel fundamental en la formación de la memoria (o, mejor, los recuerdos).
Volviendo al experimento. Con el tiempo, las células en cultivo crecieron y se conectaron hasta formar una sencilla red con forma de anillo, una población de neuronas físicamente interconectadas Las entre 40 y 60 neuronas de la nueva red fueron capaces de recibir y transmitir de unas a otras señales bioeléctricas (impulsos nerviosos) a la manera de un circuito reconocible y durante el tiempo suficiente como para mantener una especie de “memoria a corto plazo” con una duración cercana a los 12 segundos. Este comportamiento es equivalente al de las neuronas del cerebro, con la salvedad de que éstas emplean mucho menos tiempo – alrededor de 0,25 segundos - en hacer lo mismo. Por eso los investigadores han ideado este experimento, para tener más tiempo y poder observar la comunicación entre neuronas bajo el microscopio.
La memoria es un fenómeno portentoso de nuestra mente. Surge como resultado de las conexiones especializadas y repetitivas entre neuronas, lo que crea redes neuronales que codifican, almacenan y recuperan la información procedente de estímulos sensoriales. Este conjunto de neuronas, que funciona de una forma increíble y asombrosa, , contiene todo nuestros recuerdos, todo aquello que llamamos “nuestra vida”. Es un proceso de información que se produce en un sistema extraordinariamente complejo. Aunque se trata de nuestro propio cerebro, los investigadores necesitan la ayuda de los animales de experimentación y de los ordenadores para poder comprenderlo. Han creado incluso programas informáticos para generar “redes neuronales virtuales” cuyo comportamiento se asemeja al de las neuronas reales.
Pero los modelos biológicos son mejores y más fiables. Por eso experimentos como el señalado puede ayudar a los científicos a descubrir la manera exacta en que funciona un cerebro en acción.
Volviendo al experimento. Con el tiempo, las células en cultivo crecieron y se conectaron hasta formar una sencilla red con forma de anillo, una población de neuronas físicamente interconectadas Las entre 40 y 60 neuronas de la nueva red fueron capaces de recibir y transmitir de unas a otras señales bioeléctricas (impulsos nerviosos) a la manera de un circuito reconocible y durante el tiempo suficiente como para mantener una especie de “memoria a corto plazo” con una duración cercana a los 12 segundos. Este comportamiento es equivalente al de las neuronas del cerebro, con la salvedad de que éstas emplean mucho menos tiempo – alrededor de 0,25 segundos - en hacer lo mismo. Por eso los investigadores han ideado este experimento, para tener más tiempo y poder observar la comunicación entre neuronas bajo el microscopio.
La memoria es un fenómeno portentoso de nuestra mente. Surge como resultado de las conexiones especializadas y repetitivas entre neuronas, lo que crea redes neuronales que codifican, almacenan y recuperan la información procedente de estímulos sensoriales. Este conjunto de neuronas, que funciona de una forma increíble y asombrosa, , contiene todo nuestros recuerdos, todo aquello que llamamos “nuestra vida”. Es un proceso de información que se produce en un sistema extraordinariamente complejo. Aunque se trata de nuestro propio cerebro, los investigadores necesitan la ayuda de los animales de experimentación y de los ordenadores para poder comprenderlo. Han creado incluso programas informáticos para generar “redes neuronales virtuales” cuyo comportamiento se asemeja al de las neuronas reales.
Pero los modelos biológicos son mejores y más fiables. Por eso experimentos como el señalado puede ayudar a los científicos a descubrir la manera exacta en que funciona un cerebro en acción.
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