miércoles, 14 de septiembre de 2011

La vasija letal de la reina faraón


El titular parece sacado de una novela de Aghata Christie. No en vano la trama de este relato cuenta con algunos de los ingredientes básicos de las narraciones de suspense Hay una reina del Antiguo Egipto, un museo de antigüedades, una vasija mortífera y unos científicos llevando a cabo una investigación detectivesca que sería la envidia del propio Sherlock Holmes

Nos encontramos en el Museo Egipcio de la Universidad de Bonn, en Alemania. En una de sus salas se exhibe una vasija de 15 centímetros de altura y un estilizado cuello. Pero lo que más llama la atención es la antigüedad del recipiente, alrededor de 3.500 años. Se sabe que perteneció a una legendaria reina del Antiguo Egipto, Hatshepsut, porque lleva el sello real grabado en la vasija. Hatshepsut, que significa "Primera entre las Nobles Señoras", fue nieta, hija y esposa de faraones. Dio muestras de una enorme astucia política y una tremenda ambición personal, dotes que la llevaron a proclamarse ella misma, en presencia del faraón Tutmosis III, también faraón de las "Dos Tierras".





La momia de Hatshepsut fue presentada al público en 2007, después de un largo periodo de incertidumbre acerca de su correcta identificación. Aunque fue trasladada al Museo de El Cairo, fue descubierta originalmente en la tumba KV60 del Valle de los Reyes. La momia fue encontrada en el suelo en medio de una gran cantidad de objetos diseminados, desnuda y con signos de haber sido trasladada de su ubicación original. El cuerpo correspondía al de una mujer obesa, de unos 60 años, de poco más de metro y medio de altura, y calva por la parte de delante de la cabeza pero con pelo largo en la parte de atrás. Presentaba la peculiaridad de tener el brazo izquierdo doblado en la posición típica de las reinas difuntas. En la misma tumba estaba la momia de su nodriza, la dama Sitra.





Intrigado por la mencionada vasija, que ha permanecido sellada desde que fue usada por última vez, un grupo de investigadores de la Universidad de Bonn, dirigido por Michael Höveler-Müller y Helmut Wiedenfeld, quiso averiguar su contenido. Los rayos X revelaron la presencia de un misterioso residuo sólido en el interior, restos de la sustancia que contenía originalmente. En un primer momento, se creyó que eran residuos desecados de un perfume que podría haber pertenecido a la propia Hatshepsut.

Es bien conocido por los egiptólogos la importancia que los antiguos egipcios, de las clases más favorecidas, daban a su aspecto físico. Los ungüentos y los perfumes eran en ocasiones más caros y apreciados que el oro o la plata. Los sacerdotes literalmente fumigaban sus oraciones con perfumes –que ellos mismos elaboraban-, empleando olores fortísimos que, según las creencias de entonces, favorecían la elevación del espíritu. Pero los perfumes egipcios eran bastante diferentes de los que conocemos hoy en día. En la actualidad son líquidos y llevan alcohol en su composición. Por el contrario, los antiguos egipcios jamás destilaron sus esencias ni utilizaron alcohol en las mismas, sino que sus perfumes eran en forma de aceites o grasas aromatizadas. Aunque ya conocían las del vino (el único alcohol del que disponían) para aligerar los perfumes demasiado fuertes.






La sorpresa vino al conocer que la vasija no contenía ningún seductor perfume de mirra. El hallazgo se produjo en la Clínica Universitaria de Bonn, tras realizar una microperforación en el envase con el fin de tomar una minúscula muestra del contenido. Los análisis revelaron la presencia de aceites de palma, nuez moscada y otras grasas no saturadas, así como un hidrocarburo aromático conocido como benzopireno. .Los expertos señalan que podría tratarse de un tipo de una crema, tal vez para hidratar la piel o bien para el tratamiento de alguna dolencia dermatológica. El dato macabro al respecto es que uno de los ingredientes de la crema medicinal, el benzopireno, es una de las sustancias conocidas más peligrosas debido a su elevado poder cancerígeno.

Los antiguos egipcios no podían tener conocimiento de las propiedades cancerígenas de algunas sustancias, así que queda eliminada de inmediato la hipótesis de una intriga palaciega para acabar con la vida de la reina-faraón.. Queda la posibilidad de que Hatshepsut quizás no falleció por alguna de las causas barajadas hasta ahora sino por un cáncer provocado por un uso prolongado de la crema letal. Realizar una autopsia a lo CSI del cuerpo momificado de la monarca y encontrar rastros de benzopireno podría, al menos a primera vista, resolver el misterio

Fotos: Barbara Frommann /Egyptian Museum / University of Bonn

1 comentario:

  1. I would very much like credit for my artwork that you've used in this article. I'm pleased that you like it, but it is MINE and you did not ask permission to use it. Here's a link to the original....http://kothirat.deviantart.com/art/Hatshepsut-196363075

    ResponderEliminar