jueves, 18 de agosto de 2011

Tres perlas desde la Estación Espacial Internacional



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En esta espectacular instantánea, tomada por el astronauta Ron Garan, se observa un veloz meteoro rasgando la atmósfera terrestre. La imagen está tomada desde una atalaya singular, la más privilegiada de todas, la Estación Espacial Internacional. Desde la perspectiva del astronauta, situado a una altitud de aproximadamente 380 kilómetros, el trazo del meteoro apunta hacia la Tierra. Un observador situado en la superficie terrestre, en cambio, vería el mismo meteoro apuntando en dirección opuesta, es decir, hacia el cielo.

El meteoro de la imagen pertenece a la famosa lluvia de estrellas de agosto, llamada Perseidas o Lágrimas de San Lorenzo. Las lágrimas de San Lorenzo, denominadas así por el santo del día, son en realidad los restos del cometa Swift-Tuttle, cuya órbita atraviesa la Tierra todos los años a mediados del mes de agosto. Su otro nombre, el de Perseidas, proviene de la constelación de donde parecen caer los detritus cometarios, la de Perseo. Al penetrar en la atmósfera, las partículas de polvo dejadas por el cometa se calientan hasta la incandescencia y se consumen en pocos segundos, dejando su magnífica estela luminosa, el meteoro propiamente dicho. Los resplandecientes granos de polvo cometario viajan a 60 kilómetros por segundo cuando penetran en la zona más densa de la atmósfera terrestre, a unos 100 kilómetros de altitud.

En la imagen, por encima del destello del meteoro, cerca del limbo de la Tierra, aparece la brillante estrella Arcturus, la tercera estrella más brillante del cielo nocturno, bajo una capa atmosférica verdosa. A la derecha, se manifiesta la resplandeciente luminosidad del Sol. La instantánea fue captada el pasado 13 de agosto mientras la Estación espacial sobrevolaba una zona de la frontera entre Mongolia y China.




Una de las consecuencias de estar a bordo de la Estación Espacial Internacional es poder viajar a una velocidad de vértigo, superior a los 27.000 kilómetros por hora. Esto permite que los astronautas que viven en ella puedan dar hasta 16 giros alrededor de la Tierra cada 24 horas, lo que representa dar una vuelta al mundo cada hora y media. Por consiguiente, la Estación entra en el hemisferio no iluminado del Planeta y sale de él cada 90 minutos, produciéndose en ese intervalo de tiempo un anochecer y un amanecer sucesivos. O sea, los astronautas gozan de un espectáculo extraordinario al poder contemplar hasta 16 puestas y salidas de Sol en un solo día terrícola, y de Luna, cuando ésta puede ser vista desde nuestro planeta.

Y a veces ocurre que tanto el Sol como nuestro vecino satélite se pueden ver poniéndose a la vez, como se aprecia en esta fascinante imagen obtenida por el astronauta Ron Garan desde la Estación orbital. Unas puestas de Sol y de Luna captadas simultáneamente, una visión fantástica en el cielo nocturno.





Finalmente, en esta otra imagen, igualmente captada desde la Estación espacial, se observa la formación de una violenta tormenta eléctrica. La luminosidad generada por los rayos se aprecia desde una perspectiva inusual, por encima de las masas nubosas de cumulonimbos: un titánico flujo eléctrico listo para impactar sobre el escenario terrestre. Bajo la forma de rayo, la ira de los dioses descarga su furia sobre la faz de la Tierra más de cincuenta veces por segundo. Más arriba, en la imagen, se aprecian las luces de las ciudades.

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