fig. 1
fig. 2
Aunque hay objetos (como una nube o una montaña) que parecen caras, el cerebro humano normal nunca confunde con rostros humanos las cosas que no lo son. ¿Cómo nuestro cerebro identifica qué es y qué no es una cara?
Según las conclusiones de un estudio realizado por un equipo de neurocientíficos liderado por Pawan Sinha, del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), en Estados Unidos, el hemisferio izquierdo haría una primera criba de cosas con apariencia de rostro y el hemisferio derecho determinaría qué es simple apariencia y qué es realidad (fig. 1) Parece ser que el cerebro es capaz de ver qué parece una cara y, al mismo tiempo, no dejarse engañar y pensar que es una cara auténtica.
Cuando vemos algo que se parece a un rostro, un conjunto de rocas (fig. 2), por ejemplo, el llamado giro fusiforme del hemisferio izquierdo del cerebro, un área asociada con el reconocimiento facial, calcula cuidadosamente hasta qué punto dicha imagen se asemeja a un rostro. Con esta información, el giro fusiforme del hemisferio derecho, por su parte, toma una decisión rápida y categórica sobre si ese objeto es realmente una cara o no.
Para establecer la descripción de este proceso neuronal, los investigadores crearon una serie continuada de imágenes de objetos parecidos a caras y de caras reales. Después, analizaron los cerebros de varios voluntarios con tecnología de exploración de resonancia magnética funcional (fMRI), mientras éstos miraban las imágenes. Así se descubrió que la actividad cerebral en los dos hemisferios cerebrales era diferente según el grado de similitud. Se puso de manifiesto la existencia de papeles distintos en ambas regiones cerebrales, en esta clase de tareas de procesamiento cerebral avanzadas.
En suma, el hemisferio izquierdo determina hasta qué punto cualquier cosa se parece a una cara, aunque sin tomar la decisión final sobre si dicho objeto es realmente un rostro o no, una función reservada al hemisferio derecho.
Aunque hay objetos (como una nube o una montaña) que parecen caras, el cerebro humano normal nunca confunde con rostros humanos las cosas que no lo son. ¿Cómo nuestro cerebro identifica qué es y qué no es una cara?
Según las conclusiones de un estudio realizado por un equipo de neurocientíficos liderado por Pawan Sinha, del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT), en Estados Unidos, el hemisferio izquierdo haría una primera criba de cosas con apariencia de rostro y el hemisferio derecho determinaría qué es simple apariencia y qué es realidad (fig. 1) Parece ser que el cerebro es capaz de ver qué parece una cara y, al mismo tiempo, no dejarse engañar y pensar que es una cara auténtica.
Cuando vemos algo que se parece a un rostro, un conjunto de rocas (fig. 2), por ejemplo, el llamado giro fusiforme del hemisferio izquierdo del cerebro, un área asociada con el reconocimiento facial, calcula cuidadosamente hasta qué punto dicha imagen se asemeja a un rostro. Con esta información, el giro fusiforme del hemisferio derecho, por su parte, toma una decisión rápida y categórica sobre si ese objeto es realmente una cara o no.
Para establecer la descripción de este proceso neuronal, los investigadores crearon una serie continuada de imágenes de objetos parecidos a caras y de caras reales. Después, analizaron los cerebros de varios voluntarios con tecnología de exploración de resonancia magnética funcional (fMRI), mientras éstos miraban las imágenes. Así se descubrió que la actividad cerebral en los dos hemisferios cerebrales era diferente según el grado de similitud. Se puso de manifiesto la existencia de papeles distintos en ambas regiones cerebrales, en esta clase de tareas de procesamiento cerebral avanzadas.
En suma, el hemisferio izquierdo determina hasta qué punto cualquier cosa se parece a una cara, aunque sin tomar la decisión final sobre si dicho objeto es realmente un rostro o no, una función reservada al hemisferio derecho.
Fotos: MIT
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