jueves, 16 de junio de 2011

¿QUÉ OCURRE EN EL CEREBRO CUANDO SE PIERDE LA CONSCIENCIA?

Se observan por primera vez los cambios producidos en nuestro órgano más asombroso mientras hace efecto un fármaco anestésico



Fig. 1


Fig. 2




Fig. 3







Susan Greenfield es una neurocientífica eminente de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido. Lleva muchos años investigando los efectos de las drogas psicotrópicas, del envejecimiento y del ambiente sobre el cerebro. Estos variados intereses, que giran en torno al núcleo fundamental de todo ser y estar en el mundo, le han llevado, en última instancia, a interesarse por la consciencia, una de más asombrosas y complejas facultades de la mente, y un enigma, probablemente el mayor misterio tanto en ciencia como en filosofía.

La consciencia es un concepto que entendemos intuitivamente, pero que muy difícil de describir adecuadamente en palabras. Haciendo un esfuerzo de síntesis, se puede decir que consciencia es tener sensaciones, el estado subjetivo de apercibir algo, sea dentro o fuera de nosotros mismos. Es un atributo exclusivo del ser humano, pues probablemente seamos las únicas criaturas terrestres que somos conscientes de que somos conscientes

Se sabe que la consciencia no es un fenómeno todo-o-nada, sino que existen diversos niveles de consciencia. Y la transición de la pérdida de consciencia a la consciencia no es simplemente un cambio de una inactividad a una actividad neuronal, sino que supone una modificación en lo que hacen las neuronas, algo que hoy por hoy es desconocido. Todos estos resultados indican que la consciencia es un producto de la actividad cerebral, pero que muchas de las actividades de las neuronas cerebrales no van acompañadas de consciencia. Los neurocientíficos se encuentran lejos de comprender el salto que supone pasar de la actividad neuronal del cerebro a la experiencia de la consciencia.

Un modo muy interesante de acercarse al entendimiento de la consciencia es el de averiguar cómo funcionan las anestesias, esto es, el de comprender cómo ciertas sustancias químicas apagan el interruptor de la consciencia. ¿A qué diana apuntan esas sustancias? ¿Qué procesos provocan, cuáles interrumpen? La relación entre activación cerebral y consciencia es un apasionante campo de estudio.


Un grupo de investigadores de la Universidad de Manchester (Reino Unido), dirigido por Brian Pollard, ha sido capaz de observar lo que ocurre en el cerebro cuando se pierde la consciencia. Gracias a una sofisticada tecnología (fig. 1), denominado Tomografía de obstrucción eléctrica funcional mediante respuesta suscitada (fEiter, por sus siglas en inglés), que permite obtener imágenes en alta velocidad y monitorizar la actividad bioeléctrica cerebral profunda simultáneamente, se ha podido registrar una película en 3D de los cambios producidos en el cerebro de una persona mientras hace efecto un fármaco anestésico (fig. 2).

El testimonio visual obtenido (fig. 3) muestra que el cerebro no tiene un interruptor de consciencia que se apaga al anestesiar a una persona. Revela asimismo que la pérdida de consciencia durante la anestesia supone un cambio en la actividad bioeléctrica profunda del cerebro, modificando las reacciones de algunas neuronas y dificultando la comunicación entre las diferentes partes de dicho órgano. A juicio de Pollard, estos descubrimientos apoyan la hipótesis planteada por Susan Greenfield sobre la naturaleza misma de la consciencia. Según ella, “está formada por diferentes grupos de células cerebrales que trabajan juntas de forma eficiente o no dependiendo de la disponibilidad de estímulos sensoriales". En este sentido, la consciencia no sería, como tiende a pensarse, "un conmutador que se enciende o apaga, sino una transición progresiva en el estado neuronal". Así, cuando una persona es anestesiada "parece que los grupos neuronales o no trabajan bien juntos o inhiben la comunicación con otros grupos", según Pollard. Éste plantea que "la inconsciencia puede ser el resultado de uniones inhibidoras de la comunicación en la corteza cerebral".

Para este investigador, la nueva técnica de exploración cerebral tiene un brillante futuro por delante. “Nos permitirá comprender mejor la anestesia, la sedación y la inconsciencia, aunque lo más probable es que su principal aportación a la Medicina se encuentre en el diagnóstico de cambios cerebrales ocurridos, por ejemplo, por traumatismos craneoencefálicos, accidentes cerebrovasculares y demencias".

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