Descubierta vida a más de tres kilómetros bajo tierra
El nuevo descubrimiento es excitante y podría ayudar a entender a los expertos en astrobiología cómo podría ser la vida alienígena. El hallazgo, sin embargo, no procede de ningún meteorito. Se ha producido aquí, en nuestro mundo, aunque no por ello es menos espectacular. Se trata de una nueva y extraña criatura, una nueva forma de mantenerse vivo que desafía gran parte de lo que se creía saber hasta ahora sobre el complejo y delicado proceso bioquímico que conocemos como “vida terrícola”.
Investigadores de las Universidades de Ghent y Princeton, en Bélgica y en Estados Unidos respectivamente, han descubierto unos gusanos -uno de ellos es una nueva especie, a la que han llamado Halicephalobus mesphisto, en referencia a Mefistófeles, "aquel que no ama la luz" y que representa "al demonio, rey del mundo subterráneo", un subordinado de Satanás, que viven en uno de los lugares más inhóspitos y recónditos de nuestro Planeta. Estas increíbles criaturas tienen su hogar de 0,9 a 3,6 kilómetros por debajo de la superficie terrestre, en unas minas de oro de Sudáfrica, donde la oscuridad es perpetua, la presión elevada, el oxígeno es inexistente y las temperaturas pueden alcanzar los 48 grados centígrados. El ambiente es tan hostil que puede decirse que la existencia de estos seres se desarrolla “en el límite de la vida tal como la conocemos
El nuevo descubrimiento es excitante y podría ayudar a entender a los expertos en astrobiología cómo podría ser la vida alienígena. El hallazgo, sin embargo, no procede de ningún meteorito. Se ha producido aquí, en nuestro mundo, aunque no por ello es menos espectacular. Se trata de una nueva y extraña criatura, una nueva forma de mantenerse vivo que desafía gran parte de lo que se creía saber hasta ahora sobre el complejo y delicado proceso bioquímico que conocemos como “vida terrícola”.
Investigadores de las Universidades de Ghent y Princeton, en Bélgica y en Estados Unidos respectivamente, han descubierto unos gusanos -uno de ellos es una nueva especie, a la que han llamado Halicephalobus mesphisto, en referencia a Mefistófeles, "aquel que no ama la luz" y que representa "al demonio, rey del mundo subterráneo", un subordinado de Satanás, que viven en uno de los lugares más inhóspitos y recónditos de nuestro Planeta. Estas increíbles criaturas tienen su hogar de 0,9 a 3,6 kilómetros por debajo de la superficie terrestre, en unas minas de oro de Sudáfrica, donde la oscuridad es perpetua, la presión elevada, el oxígeno es inexistente y las temperaturas pueden alcanzar los 48 grados centígrados. El ambiente es tan hostil que puede decirse que la existencia de estos seres se desarrolla “en el límite de la vida tal como la conocemos
Cabeza del gusano (clic para ampliar)
El Halicephalobus mesphisto es un nemátodo, un gusano para entendernos, del tamaño de un grano de arena, que se alimenta de bacterias y se reproduce asexualmente. . La criatura fue encontrada en agua extraída entre rocas a varios kilómetros de profundidad y, aunque no lleva “tridente”, una de sus características únicas es la larga y afilada cola. Que un organismo pluricelular sea capaz de sobrevivir a esa profundidad abre un nuevo mundo de posibilidades sobre la existencia de vida en condiciones extremas.
No es la primera vez que se encuentra algo vivo a tanta profundidad bajo tierra. Hace tres años se dio a conocer otro hallazgo. Pero en aquella ocasión se trataba de un tipo de vida más elemental, una bacteria, un ser unicelular que fue descubierto en una galería de la mina de oro de Mponeng, cerca de Johannesburgo. Este microorganismo vive a casi tres kilómetros de profundidad, en condiciones de total oscuridad y a más de 60 grados centígrados de temperatura. La bacteria, conocida como Desulforudis audaxviator, es capaz de subsistir de forma independiente, totalmente aislada de otras formas de vida, ya que no necesita alimentarse de ninguna materia orgánica. Hidrógeno, nitrógeno y sulfato, materia inorgánica exclusivamente, son los ingredientes de su dieta.
Si la vida ha surgido en otros mundos del Sistema Solar sus estrategias de supervivencia podrían en cierto modo parecerse a las de esos seres capaces de sobrevivir en el subsuelo profundo. El planeta Marte, por ejemplo, podría contar con productos biológicos u organismos microscópicos ocultos en el subsuelo, ya que en su superficie la existencia de vida es bastante improbable.
Foto: Gaetan Borgonie/Universidad de Ghent/Lanxess
El Halicephalobus mesphisto es un nemátodo, un gusano para entendernos, del tamaño de un grano de arena, que se alimenta de bacterias y se reproduce asexualmente. . La criatura fue encontrada en agua extraída entre rocas a varios kilómetros de profundidad y, aunque no lleva “tridente”, una de sus características únicas es la larga y afilada cola. Que un organismo pluricelular sea capaz de sobrevivir a esa profundidad abre un nuevo mundo de posibilidades sobre la existencia de vida en condiciones extremas.
No es la primera vez que se encuentra algo vivo a tanta profundidad bajo tierra. Hace tres años se dio a conocer otro hallazgo. Pero en aquella ocasión se trataba de un tipo de vida más elemental, una bacteria, un ser unicelular que fue descubierto en una galería de la mina de oro de Mponeng, cerca de Johannesburgo. Este microorganismo vive a casi tres kilómetros de profundidad, en condiciones de total oscuridad y a más de 60 grados centígrados de temperatura. La bacteria, conocida como Desulforudis audaxviator, es capaz de subsistir de forma independiente, totalmente aislada de otras formas de vida, ya que no necesita alimentarse de ninguna materia orgánica. Hidrógeno, nitrógeno y sulfato, materia inorgánica exclusivamente, son los ingredientes de su dieta.
Si la vida ha surgido en otros mundos del Sistema Solar sus estrategias de supervivencia podrían en cierto modo parecerse a las de esos seres capaces de sobrevivir en el subsuelo profundo. El planeta Marte, por ejemplo, podría contar con productos biológicos u organismos microscópicos ocultos en el subsuelo, ya que en su superficie la existencia de vida es bastante improbable.
Foto: Gaetan Borgonie/Universidad de Ghent/Lanxess
No hay comentarios:
Publicar un comentario