lunes, 7 de febrero de 2011

LAS 7 + 1 MARAVILLAS QUE HAY QUE IR A VER ANTES DE ABANDONAR ESTE MUNDO



Maravilla? Todos reconocemos una cuando la vemos. Cosa o suceso extraordinario que causan admiración. Aquello que es digno de mirar, de admiración. Aquello prodigioso, valioso y bello que todo el mundo debería siempre conocer, apreciar y ensalzar.
Cuando se habla de las maravillas, las del mundo clásico, la referencia se limita exclusivamente a obras realizadas por la mano del hombre en el dominio de la arquitectura y la ingeniería. Fue en Alejandría, entre el año 304 y 292 antes de Cristo, cuando el poeta griego Antíprato de Sidón confeccionó una relación de los siete grandes monumentos de la época. Se limitó a siete, un número mágico entre los griegos. Eran un conjunto de obras arquitectónicas que los griegos, especialmente los de la época helenística, consideraban dignas de ser visitadas, por ser para ellos insignes monumentos de la creación y el ingenio humano.

“Todos han oído hablar de cada una de las Siete Maravillas del Mundo”, pero pocos las han visto `personalmente. Para hacerlo, ha de ir uno a Persia, cruzar el río Éufrates, viajar a Egipto, pasar algún tiempo por las Elians en Grecia, ir a Helicarnaso en Caria, navegar a Rodas y ver Éfeso en Jonia… ( Sobre las Siete Maravillas, del ingeniero Filón de Bizancio, escrito hacia 225 antes de Cristo en Alejandría, Egipto).

Aquellas maravillas simbolizaban todo lo que era magnífico y misterioso en el Occidente precristiano, aunque actualmente muchas personas tienen dificultades para recordar sus nombres. Eran maravillas que atraían a visitantes ansiosos de ver con sus propios ojos estos majestuosos monumentos y quedar extasiados ante ellos. Era evidente la fascinación que despertaba la fabulosa elegancia del Mausoleo de Helicarnaso; la luz del colosal Faro de Alejandría que alumbraba el delta del Nilo de los Tolomeos; la rica decoración del Templo de Artemisa, el santuario más grandioso de la Antigüedad; el exótico mundo de los Jardines colgantes de Babilonia, considerados el monumentos más fantástico de su tiempo; el diseño incomparable de la Gran Pirámide de Keops, la maravilla de maravillas; el bronce del imponente Coloso de Rodas, y el oro y marfil de la fabulosa Estatua de Zeus, padre de todos los dioses Por África, el Mediterráneo y el Medio Oriente florecieron obras que han entrado en la leyenda.

Pero de aquel conjunto legendario sólo queda una edificación en pie, la Gran Pirámide de Keops, curiosamente la maravilla más antigua. Ni siquiera sabemos qué aspecto tenían exactamente las otras seis. Hoy no pueden ser visitadas más que con la imaginación, ya que apenas quedan de ellas un montón de cascotes o se han desvanecido en las sombras del tiempo.

A un filántropo suizo llamado Bernard Weber se le ocurrió hace unos años la genial idea de rememorar la tarea que hicieran algunos escritores y viajeros de la Antigüedad, como Filon de Bizancio: elegir las maravillas del mundo. En esta ocasión, Weber aprovechó las fantásticas herramientas de la aldea global, como Internet, para involucrar a todo el Planeta en la empresa. A través de su fundación New 7 Wonders (www.new7wonders.com) se canalizaron más de cien millones de votos sin restringir el origen de las votaciones ni el número de votos por persona, que provinieron del mundo entero. El 7 de julio de 2007, en el Estadio da Luz de Lisboa, en una gran gala, se desveló el nombre de los monumentos elegidos por esta singular votación global como las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno. Son las siguientes: Chichen Itzá (Yucatán, México); El Coliseo de Roma (Roma, Italia); La Estatua de Cristo Redentor (Río de Janeiro, Brasil); La Gran Muralla China (China); Machu Picchu (Perú); Petra (Jordania), y el Taj Mahal (Agra, India). Todos son monumentos universalmente conocidos. La Gran Pirámide de Keops fue excluida de la votación y declarada “maravilla honorífica”, por ser la única que aún perdura de las Siete Maravillas del Mundo Antiguo.

Infinidad de personas han oído hablar de cada una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo, pero no tantas las han visto todas personalmente. Yo he tenido la fortuna de encontrarme entre estas últimas. A Eduardo Sánchez Junco, por entonces director de ¡Hola!, le propuse el proyecto de realizar un reportaje de cada una de las siete maravillas, además de otro dedicado a la “maravilla honorífica”. La idea le entusiasmó. Me puse manos a la obra inmediatamente. Había mucho trabajo por hacer. .Viajar a ocho países, recabar información, conseguir material gráfico y, finalmente, confeccionar una colección de reportajes lo suficientemente atractivos como para aparecer en las páginas de ¡Hola! Afortunadamente estoy contento con el resultado

Primer destino: Jordania. En las ruinas de Petra, la ciudad de piedra del pueblo nabateo, caí cautivado por la fascinación de su belleza. Su emplazamiento, inexpugnable, en medio de la nada, transmite una inmensa sensación de irrealidad y añade magia al lugar. Hace más de veinte siglos pasaron por allí multitud caravanas, cargadas de las más ricas y exóticas mercancías, que hicieron de Petra una ciudad floreciente y opulenta. Hoy sólo habitan en ella los dioses, los muertos .y, naturalmente, los turistas…

Sus piedras maravillosamente talladas me dejaron asombrado. Al llegar a las ruinas de Machu Picchu, en Perú, casi me quedé sin respiración al contemplar esta sinfonía pétrea., proeza de planificación urbana, de ingeniería y arquitectura. Es el mayor símbolo de esplendor del imperio inca y uno de los lugares más impresionantes del Planeta. Allí los nobles incas y las Vírgenes del Sol adoraban a sus dioses y consultaban los cielos. Este fabuloso santuario quedó deshabitado misteriosamente a finales del siglo XV y permaneció olvidado en la espesura de la jungla, hasta que el mundo tuvo noticias de su existencia en 1911. Por otra parte, no es mala idea alargar la estancia en Aguas Calientes una o dos jornadas más.. La niebla de la selva suele cubrir las ruinas de Machu Picchu y ensombrecer la visita.

En Jinshanling, a unos 120 kilómetros al noreste de Pekín, se encuentra uno de los tramos más salvajes de la Gran Muralla China. Mientras caminamos por el ciclópeo muro, erigido durante la dinastía Ming, nos invade una sensación extraña que nos permite entrever el sufrimiento de sus constructores y sus hercúleos esfuerzos, la soledad de los vigilantes y la tensa espera que precede a las batallas. La grandiosa fortificación se extiende a lo largo de 8.851 kilómetros, según las últimas mediciones. Probablemente es la más maravillosa maravilla de las maravillas. Recomiendo encarecidamente ir a Jinshanling o Simatai, tramos de la Gran Muralla hoy prácticamente libres de turistas. En los tramos de la Muralla próximos a Pekín suele haber más chinos que hormigas en un hormiguero.

A Río de Janeiro fuimos no sólo a pasarlo en grande. Los festines de cervejas geladas y caipiriñas no impidieron contemplar otra de las maravillas, la descomunal estatua de Cristo Redentor y su incomparable escenario natural. Allí, en la cima del morro de Corcovado, la obra de la Naturaleza y la realizada por la mano del hombre se funden creando armonía para los sentidos. Madrugar para subir a Corcovado es lo más conveniente para gozar de la visita. Más tarde las hordas de turistas es tal que hay que pedir la vez para poder salir en una foto con el Cristo. El espacio allí es muy limitado.

Oh, Taj Mahal. Poesía hecha arte. Una de las siete maravillas del mundo por derecho propio. Me emociono al recordar su nombre y la hermosa historia de amor que dio origen a esta sublime ofrenda póstuma; al rememorar aquellos paseos que di por sus jardines; o el reflejo del mausoleo en las aguas del estanque, o la soberbia perfección de sus líneas que atesoran su naturaleza romántica. Fue la única de entre todas las maravillas hacia la que tuve el gesto de girar la cabeza para despedirme de ella, como hace el amante con su amada. Reconozco que me sedujo hasta el tuétano. ¡Ojo! : el Taj Mahal está cerrado los viernes para los turistas. Conviene tener en cuenta este detalle sobretodo en los viajes planificados.

Caminar por Chichén Itzá es retroceder en el tiempo para ser espectador de toda la magnificencia y esplendor de una civilización extraordinaria. Sus ruinas siguen siendo espectaculares, pero el sitio debió ser mucho más impresionante cuando esta metrópoli maya estuvo habitada por gentes pertenecientes a los estratos más elevados de la sociedad. Pero Chichen Itzá fue ante todo un centro religioso. Su gran cenote o pozo sagrado estaba ligado a ceremonias de sacrificios humanos. Muchachas y niños eran sacrificados arrojándolos al cenote para que sirvieran de intermediarios entre los humanos y los dioses. Las visitas programas no son del todo aconsejables. . Algunos guías te dejan con la miel en los labios. La estancia concluye cuando es la hora de la comida y hay que ir al restaurante para no perder la reserva. Lo mejor es ir por libre.

Arena empapada en sangre, violencia y muerte. Pero el anfiteatro Flavio, el Coliseo de Roma, era mucho más que eso. Se consideró mejor que las Pirámides de Egipto. El arco romano, el cemento y el ladrillo rojo son los pilares que hicieron posible esta revolucionaria construcción, uno de los logros de ingeniería más espectaculares del mundo antiguo. Sus restos se erigen hoy como un magnífico testamento del ingenio y el poder de un vasto Imperio. Es conveniente entrar en él a primeras horas de la mañana, cuando la marubunta de turistas no han hecho todavía acto de presencia. De lo contrario, sus gradas estarán tan concurridas como un día de rebajas en unos grandes almacenes.

Solemne en la distancia. Allí estaba esa eterna, majestuosa, mística, familiar construcción. La Gran Pirámide de Keops es la única superviviente de las Siete Maravillas clásicas. Y es, junto a las siete nuevas, la única que plantea más enigmas que respuestas. Recomiendo, una vez más, alejarse del bullicio turístico y adentrarse en el desierto. Desde la lejanía, contemplar la pirámide, relajados, cuanto más tiempo mejor, y dejarnos llevar por la imaginación. Probablemente lleguemos a la conclusión de que la auténtica maravilla de esa pirámide es el por qué fue construida.

Haber visto con mis propios ojos todos esos lugares fascinantes, en tan poco tiempo, ha dejado en mí una impronta imborrable. ¡Cuántas emociones, cuántas cosas aprendidas, cuántas vivencias acumuladas!

La vida es extraordinariamente breve, pero mucho más aún si no se aprovecha. Cuando China, India y otros países emergentes pasen de hacer turismo interior a viajar en masa por el mundo, probablemente esas maravillas no se podrán visitar más que por Internet o realidad virtual, cómodamente sentados en el salón de casa. Pero eso será como darse buena mariscada “comiendo” con la vista. Por eso no dejemos para mañana el viaje de nuestra vida, que con toda certeza, estará entre las 7 + 1 maravillas del mundo. Feliz Viaje.

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