viernes, 14 de octubre de 2011

La mayor montaña del Sistema Solar







fig. 1



fig. 2


La sonda automática Dawn de la NASA, el primer ingenio terrícola en entrar en órbita de un asteroide, ha enviado unas fotos sensacionales de Vesta, una gigantesca roca espacial, de 530 kilómetros de diámetro, que orbita alrededor del Sol. Su superficie aparece acribillada por innumerables cráteres producidos por impactos con otras rocas espaciales.

Pero, además, Vesta cuenta con un accidente geográfico asombroso y único, una montaña que ha resultado ser tres veces más alta que la más grandiosa montaña de la Tierra. El impresionante pico de Vesta (fig 2) deja enano al propio Everest, de 8.848 metros de altitud, ya que se eleva 22 kilómetros sobre el terreno circundante, en mitad del polo sur del asteroide (fig 1). Las fotografías son tan cercanas que representan una proeza tecnológica, teniendo en cuenta que este paisaje alienígena se encuentra a una distancia inconcebible, a 184 millones de kilómetros de la Tierra, en el denominado “cinturón de asteroides”, situado entre las órbitas de los planetas Marte y Júpiter.

Vesta, junto a Ceres, de 974 kilómetros, son los mayores objetos de los varios millones de rocas que forman el denominado 'cinturón de asteroides' y de los que se conocen varios centenares de miles. Se piensa que los asteroides, rocas inertes sin atmósfera ni fuente de energía interna, constituyen la reliquia de la nube interestelar a partir de la que se formó el Sistema Solar hace 4.500 millones de años.

Durante algún tiempo los planetólogos que los asteroides podían ser los restos de un planeta que había ocupado un día la región entre Marte y Júpiter pero que había sido destruido por algún impacto cataclísmico. Pero hoy saben que la masa total del cinturón de asteroides es mucho menor que la de la Luna (tan sólo un 4 por ciento). Ceres, el más grande de todos, por sí solo, contiene aproximadamente la tercera parte de la masa total del citado cinturón, y tan sólo una decena de asteroides superan los 250 kilómetros de tamaño. Este conjunto de pequeñas rocas no puede por tanto constituir los restos de ningún planeta destruido, simplemente se trata de fragmentos que no pudieron llegar a ensamblarse en un planeta en el momento de los albores del Sistema Solar.

Pero la aventura de Dawn, que utiliza un sistema de impulsión revolucionario, la llamada propulsión iónica, no acaba con la exploración de Vesta, sino que se despedirá de este asteroide en julio de 2012 para dirigirse a Ceres, considerado ahora como un “planeta enano”, al que llegará en 2015.

Fotos: NASA/JPL-Caltech,UCLA/MPS,DLR/ID

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