Gracias a una espectacular reconstrucción forense, ahora sabemos que este misterioso hombre, que fue asesinado hace 5.300 años en un glaciar de los Alpes italianos, tenía los ojos marrones y vivos, una larga barba y, a pesar de contar con unos 45 años, tenía el aspecto de un anciano
Conocer el rostro de uno de nuestros antepasados de la Prehistoria representa todo un hito, algo parecido a lo que supuso en su momento el hallazgo de la máscara funeraria de Tutankhamon, o el busto de la reina Nefertiti, si bien en estos casos se trataba de supuestas imágenes idealizadas.
Nombre: desconocido. Varón. . Apodo: Ötzi, también conocido como “el hombre del hielo”. Edad: alrededor de 45 años. 1,60 metros de estatura. Cabello castaño oscuro. Ojos marrones. 50 kilos de peso. Medida del pie: 38 centímetros. Asténico. Omnívoro. Profesión: arquero y cazador. Nacionalidad: surtirolés. Fallecido por asesinato Causa de la muerte: herida incisa de flecha en omoplato izquierdo y consecutivo desangramiento en un glaciar situado a 3.210 metros de altitud. Edad del cadáver momificado: 5.300 años.
No todos los días un hombre de la remota prehistoria cobra vida; un individuo que en primera persona da testimonio de sus métodos de subsistencia, sus hábitos de caza, sus utensilios, su alimentación...; un personaje cuyo nombre real nos es desconocido y que ha desvelado multitud de incógnitas sobre de la vida en la prehistoria de Europa; alguien a quien hoy conocemos con el apodo de “Ötzi, el hombre de los hielos”, bautizado así por el lugar donde fue hallado: las montañas del valle de Ötz
Corría el mes de septiembre de 1991 cuando dos montañeros alemanes encontraban un cadáver en los Alpes italianos, hallado semienterrado en una charca de un glaciar situado a 3.210 metros de altura. Por su excelente estado de conservación pensaron que se trataba de un cadáver moderno, el de un montañero despeñado tiempo antes. La sorpresa fue mayúscula cuando se averiguó su edad verdadera. Tras una datación con Carbono 14 se concretó que se trataba de un cadáver momificado: nada más y nada menos que el de un habitante de la Europa de la Edad de Cobre. Otzi vivió en torno al 3.300 a.C., es decir, para hacernos una mejor idea, unos 730 años antes de la construcción de la Gran Pirámide de Keops en Egipto.
El descubrimiento pronto alcanzó gran revuelo internacional, convirtiéndose en un hito en la historia de la arqueología. “Es la momia humana natural más antigua conocida”, explica Germán Delibes, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Valladolid. Delibes fue uno de los primeros expertos del mundo que se dio cuenta de la trascendencia del hallazgo, "sobre todo por la entidad de las pertenencias encontradas con él". Ötzi iba bien armado con un puñal de sílex, un arco inacabado que era más alto que él, un carcaj con flechas y un hacha de cobre, además de una bolsa con herramientas. Sus ropas, incluyendo una capa, un chaleco y zapatos, eran muy sofisticadas para la época. Los zapatos, hechos de piel de oso y de ciervo, eran impermeables, diseñados aparentemente para caminar a través de la nieve.
Se ha dicho que el mayor misterio del “Hombre del Hielo” es su muerte. Para empezar, no está claro qué hacía en un lugar tan alejado e inhóspito, donde ni siquiera había caza. Se ha especulado con que podría dedicarse a comerciar con otras tribus y por eso debía cruzar las montañas. Sea como fuere, cuando fue desenterrado Otzi portaba en su mano derecha, fuertemente agarrado, su puñal de sílex. Pudo tener un enfrentamiento con un grupo de hombres que cruzó esa zona del valle alpino de Otz. ¿Una lucha entre trib us, una simple pelea, un intento de robo? Imposible saberlo.
Lo único cierto es que Otzi murió asesinado, según se desprende de los exámenes forenses. Su asesino o asesinos le atacaron por la espalda. Otzi fue alcanzado con una flecha en el hombro izquierdo que afectó al pulmón. Sangró abundantemente pero parece ser que la muerte no le sobrevino en el acto, sino al caer y golpearse la cabeza con una piedra. Presentaba también contusiones y cortes en el pecho y la muñeca y la mano derechas. Algunos de sus utensilios, según revelaron los análisis de ADN, mostraban restos de sangre de otras personas, al menos cuatro.
Más de cinco milenios después de su muerte, y transcurridos veinte años de investigaciones desde que fueron hallados sus restos, Ötzi es noticia una vez más. En esta ocasión, gracias al trabajo de dos expertos holandeses, Alfons y Adrie Kennis, que han utilizado la última tecnología forense, con imágenes en tres dimensiones de la calavera de la momia. Otzi ya tiene cara. El resultado muestra a un hombre prematuramente envejecido, cuya cara estaba surcada de profundas arrugas y sus mejillas hundidas. Anteriormente se creía que tenía los ojos azules, pero esta espectacular recreación muestra que eran marrones y vivos.
Y ahora finalmente podemos mirarle a los ojos y reconocerlo. Asombroso. Conocer el rostro de uno de nuestros antepasados de la Prehistoria representa todo un hito, algo parecido a lo que supuso en su momento el hallazgo de la máscara funeraria de Tutankhamon, o el busto de la reina Nefertiti, si bien en estos casos se trataba de supuestas imágenes idealizadas.
El descubrimiento pronto alcanzó gran revuelo internacional, convirtiéndose en un hito en la historia de la arqueología. “Es la momia humana natural más antigua conocida”, explica Germán Delibes, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Valladolid. Delibes fue uno de los primeros expertos del mundo que se dio cuenta de la trascendencia del hallazgo, "sobre todo por la entidad de las pertenencias encontradas con él". Ötzi iba bien armado con un puñal de sílex, un arco inacabado que era más alto que él, un carcaj con flechas y un hacha de cobre, además de una bolsa con herramientas. Sus ropas, incluyendo una capa, un chaleco y zapatos, eran muy sofisticadas para la época. Los zapatos, hechos de piel de oso y de ciervo, eran impermeables, diseñados aparentemente para caminar a través de la nieve.
Se ha dicho que el mayor misterio del “Hombre del Hielo” es su muerte. Para empezar, no está claro qué hacía en un lugar tan alejado e inhóspito, donde ni siquiera había caza. Se ha especulado con que podría dedicarse a comerciar con otras tribus y por eso debía cruzar las montañas. Sea como fuere, cuando fue desenterrado Otzi portaba en su mano derecha, fuertemente agarrado, su puñal de sílex. Pudo tener un enfrentamiento con un grupo de hombres que cruzó esa zona del valle alpino de Otz. ¿Una lucha entre trib us, una simple pelea, un intento de robo? Imposible saberlo.
Lo único cierto es que Otzi murió asesinado, según se desprende de los exámenes forenses. Su asesino o asesinos le atacaron por la espalda. Otzi fue alcanzado con una flecha en el hombro izquierdo que afectó al pulmón. Sangró abundantemente pero parece ser que la muerte no le sobrevino en el acto, sino al caer y golpearse la cabeza con una piedra. Presentaba también contusiones y cortes en el pecho y la muñeca y la mano derechas. Algunos de sus utensilios, según revelaron los análisis de ADN, mostraban restos de sangre de otras personas, al menos cuatro.
Más de cinco milenios después de su muerte, y transcurridos veinte años de investigaciones desde que fueron hallados sus restos, Ötzi es noticia una vez más. En esta ocasión, gracias al trabajo de dos expertos holandeses, Alfons y Adrie Kennis, que han utilizado la última tecnología forense, con imágenes en tres dimensiones de la calavera de la momia. Otzi ya tiene cara. El resultado muestra a un hombre prematuramente envejecido, cuya cara estaba surcada de profundas arrugas y sus mejillas hundidas. Anteriormente se creía que tenía los ojos azules, pero esta espectacular recreación muestra que eran marrones y vivos.
Y ahora finalmente podemos mirarle a los ojos y reconocerlo. Asombroso. Conocer el rostro de uno de nuestros antepasados de la Prehistoria representa todo un hito, algo parecido a lo que supuso en su momento el hallazgo de la máscara funeraria de Tutankhamon, o el busto de la reina Nefertiti, si bien en estos casos se trataba de supuestas imágenes idealizadas.
Fotos: South Tyrol Museum of Archaeology/Ochsenreiter
No hay comentarios:
Publicar un comentario